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Nacionalidades

Me escapo un momento a tomar un café de la máquina y, en el trayecto a la sala de espera, me cruzo con siete sudamericanas que, seguramente, están trabajando acompañando a algún enfermo. De vuelta, miro con curiosidad en las habitaciones y observo que, al menos, el setenta por ciento de los enfermos, sobre todo las personas mayores, están acompañados también por sudamericanas.

Lo había he observado en otras ocasiones, pero nunca de modo tan palpable como hoy: el hospital, por las noches, parece cambiar de nacionalidad.

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