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Desnaturalizar espacios

Sigo dándole vueltas a la Bienal de Venecia. No se me va de la cabeza la obra de Bestué/Vives, la única presencia española en la exposición central de la Bienal. Allí, en el Arsenale, esta joven pareja de artistas presentaba un vídeo que mostraba su compleja relación con la cotidianidad. A través de acciones humorísticas y absurdas, los protagonistas proponían modos diferentes de habitar una casa y maneras de escapar a los códigos y normas que estandarizan nuestra intimidad. Caminar saltando entre los muebles, esconder los alimentos en los rincones más insospechados o hacer fuegos artificiales con líquidos rescatan un modo pseudoinfantil de experimentar el espacio interior de la vivienda. La verdad es que hacía mucho que no me reía tanto con una obra de arte. Bestué y Vives manejan el humor como muy pocos artistas y son capaces de transitar por él sin llegar a la banalidad, una de las cosas más difíciles en la práctica artística.


Por otra parte, “Hacer mundos”, el título de la exposición, se expresa en esta serie de acciones de cas a través de la creación de nuevas maneras de habitar los mundos que ya están hechos. El artista contemporáneo se ha dado cuenta de que ya no es posible la creación ex nihilo, sino que hay que re-crear, jugar con las cosas que ya están dadas de antemano. La única posibilidad para la libertad del individuo está en reinventar su relación con las cosas y proponer alternativas a los usos prefijados de los objetos. Alternativas absurdas, aberrantes y sinsentido, pero que, en ocasiones, pueden convertirse en estrategias políticas de resistencia. Se trata de tomar conciencia del espacio que nos rodea, y para eso es necesario desnaturalizar todos el orden de las cosas, aunque eso suponga guardar los calzoncillos en los cajones de la cocina.

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