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Experiencias

Al final, lo del domingo pasado fue una experiencia. Me sentí mucho más cómodo que en el auditorio. O, mejor dicho, me sentí cómodo, mientras que en el auditorio no disfruté lo más mínimo; estaba más concentrado en que saliese bien que en otra cosa. Este domingo, en cambio, la cosa fue distinta. No sé si fue porque ya había pasado el trauma con la gala de cine y patrimonio, o porque el ambiente en la terraza del Centro Párraga era distendido y agradable, o (lo más probable) porque los cortos me sirvieron de inspiración, pero lo cierto es que disfruté bastante mientras tocaba. Es más, me quedé con ganas de seguir. Y eso me preocupa, porque, lejos de ser bueno del todo, me ha hecho saltar de nuevo el gusanillo de la música. Y yo me conozco, y sé que cuando me envicio en algo es difícil sacarme de ello. Espero aquí poder contenerme.

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