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Posturas establecidas

A principios del siglo XX, Aby Warburg observó cómo a lo largo de la historia era posible atender la presencia de una serie de gestos que se repetían en las representaciones visuales. Pinturas y esculturas, con independencia de su contenido, ofrecían un catálogo limitado de actitudes y poses estereotipadas en las que se mostraba inconscientemente todo un sistema cultural. Esos gestos mínimos repetidos que en ocasiones pasan desapercibidos, y que también interesaron al psicoanálisis, hablaban de la personalidad del sujeto individual y, sobre todo, de lo que éste había adquirido culturalmente. Revelaban las ideas, las creencias, los órdenes… el complejo entramado que conforma una cultura. Los gestos y las poses nos muestran quiénes somos y dónde estamos.


Hoy esas poses reveladoras siguen vigentes. Y operan sobre todo en el ámbito de la autorrepresentación de los individuos, la manera en la cual nos presentamos ante el otro. Si uno echa una ligera ojeada a las fotografías de Facebook o de cualquiera de las redes sociales, se encontrará una serie de poses limitadas que se repiten constantemente. Las más sorprendentes sin duda son las gesticulaciones y poses pseudopornográficas de un gran número de adolescentes femeninas. No hay perfil de Facebook o Tuenti que no cuente con su típico beso con lengua (o el acercamiento “para-lesbiano”) entre amigas (el beso Madonna-Britney Spears es quizá uno de los epítomes de la serie). Una “imagen epocal” que siempre va acompañada de una miradita seductora hacia la cámara. Y es que lo importante no es el beso, sino la conciencia de representación, el mirar a cámara para que la supuesta transgresión de la norma se haga efectiva (el de Madonna y Spears es precisamente la excepción que confirma la regla; ellas son profesionales y no les hace falta mirar). Este conato de transgresión, si uno lo piensa bien, en el fondo es todo lo contrario: una afirmación de un sistema cultural regresivo en el que la mujer actúa como si fuese una fantasía masculina, mostrándose como objeto de deseo ante el ojo de un hombre, pues está claro que la cámara, aún hoy, en pleno siglo XXI, sigue siendo un objeto con un género claro y determinado. De nuevo, bajo las formas de la supuesta liberación nos volvemos a encontrar repetidos los mismos roles, las mismas actitudes, que afirman, una y otra vez, el orden establecido.

[Publicado en La Razón, 27/08/10]

Comentarios

  1. hola! en parte comparto tu opinión pero me pregunto acerca del deseo homoerótico entre mujeres, no sólo las que se besan ante la cámara, sino también las posibles receptoras de esas imágenes que sienten placer al ver a dos chicas besándose, a pesar de que "marco de encuadre" o la pose ya no se trate de algo transgresivo. Para la cámara deje de tener un género, creo que debemos empezar a pensar en el ojo de ellas.

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  2. entonces la cámara es macho (la machocámara)

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  3. La cámara es de comercio, y todo lo que se vende y se compra le interesa

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  4. Buen artículo, me gusta y tiene bastante razón, aunque yo como adolescente soy bastante psicodélica y no hago este tipo de fotos porque precisamente me aburren y necesito inspirarme. Desde luego la figura de la mujer esta vendida y re-vendida, en las revistas de hombres hay mujeres desnudas, y en la mayoría de las revistas de tías hay todavía más mujeres, y más, así florecen los instintos bi de la sociedad jajaja, que conste que me gusta la pluralidad, y lo gracioso es que a pesar de estar la figura de la mujer de moda, aun no se tiene ni idea de lo que significa ser mujer, porque alguien que sea inteligente, lo intentaría comprender y jamás sería machista ni las trataría como si fuesen un objeto de deseo.

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