La vida lo había tratado bien. Era el hombre más feliz sobre la faz de la tierra. Por eso cogió el cuchillo, lo hundió en su estómago y destrozó sus entrañas, temeroso de que aquella ilusión acabara por desvanecerse.
Cuaderno de bitácora de Miguel Ángel Hernández. Reflexiones apresuradas sobre arte, literatura y cultura visual.
O cómo conseguir la foto fija de un momento de plenitud. Esa recurrente y estéril aspiración
ResponderEliminarSer el más feliz del mundo destroza al hombre, pues en ese estado no se crece, nunca nos planteamos soluciones a problemas pues nuestras vidas están ausentes de ellos,... Eso fue la causa de su suicidio.
ResponderEliminarPara seguir viviendo hay que ser más humano, con sus momentos felices y sus momentos amargos los cuales nos enseñan a tener retos personales.