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Diario de Ithaca 19 (Preferiría no hacerlo)

[Emitido en Preferiría no hacerlo, programa literario de Aragón Radio. 15/02/16. Escuchar Podcast]

Llego a clase cansado y con ojeras de no haber dormido la noche anterior. Hoy comenzamos de verdad. Empiezo a hablar sobre los textos que he enviado para leer, voy hilando referencias y acabo hablando más de la cuenta. Aquí son ellos los que tienen que construir el conocimiento, me han dicho. Tienes que dejarlos debatir. Para eso han leído los textos. Lo sé, es lo que quería hacer, pero no puedo evitar ser pesado, ni siquiera en inglés.

Después, dos tutorías, las primeras. Logro hacerme entender. Recomiendo libros, obras y referencias y me siento útil. Pienso que, de no ser por el inglés, podría ser profesor aquí y no desmerecería demasiado.

El viernes intentamos ir al cine a ver la última de Sorrentino, pero nos confundimos de hora y llegamos tarde. Lo cambiamos por una cena romántica en Coltivare Ithaca. Nos sale por un ojo de la cara.

El sábado es el chili cook-off en el downtown, una especie de festival del chile. Todos los restaurantes de la ciudad ponen su puesto de chile en la calle. Hace un frío tremendo y hay que comer con guantes. Uno de los chiles me deja sin habla durante unos minutos. El frío desaparece.  

Por la noche, tanto chile me pasa factura y no puedo cenar. No me encuentro bien, pero vemos A perfect day, la película de Fernando León. Nada del otro mundo. Aunque no llega a estar mal.

Durante el domingo me sumerjo en la escritura del texto para la exposición de Pablo Genovés en Verónicas. Llevo varias semanas tomando notas y no tengo ni idea de cómo escribirlo. Sólo sé lo que no quiero hacer. No quiero escribir un texto de crítica de arte.

Por la tarde, cuando he comenzado a aclararme con el texto, vamos al Buffalo Wild Wings a ver la Super Bowl. El sitio una especie de McDonald’s gigante lleno de televisores. Todo tiene que ver con el fútbol. El atuendo de los camareros, el menú, la decoración. Es puro espectáculo. Pasamos allí cuatro horas. Yo no sé hacia dónde mirar. Es como un panóptico invertido. Ganan los Broncos a los Panthers. Aunque eso es lo de menos. El fútbol parece la excusa. La excusa para sentarse allí con los amigos y comer hasta reventar, la excusa para ver los anuncios –cada dos minutos, como mucho, cortan para publicidad– y sobre todo la excusa para el ver el show del descanso. Cold Play, Bruno Mars y Beyoncé. La gente tararea las canciones en el restaurante. Las aplaude igual que aplaude los touchdawn y los anuncios. Todo es lo mismo. El gran espectáculo americano. Justo al acabar el show, con el restaurante enfervorecido y el escenario repleto de figurantes, Stephen me mira y dice: “And this, my friend, this is America”.


Al llegar a casa, mientras asimilo todo lo que he visto, logro encauzar el texto sobre Genovés. Me acuesto de madrugada y tengo pesadillas. No sé si es el texto, la tensión, la hamburguesa o la saturación de imágenes. Pero apenas puedo dormir.

El lunes me entero de que Ricardo Menéndez Salmón ha ganado el Premio Biblioteca Breve. No puedo estar más contento. Por él y por la literatura. Es uno de los escritores que más admiro. Y una de las personas que más respeto. Me alegro casi tanto como si me lo hubieran dado a mí.

Después, veo en las redes las fotos de los amigos en la celebración del Premio y me muero de envidia. Recuerdo los buenos momentos del año pasado. Quisiera estar ahí. Con ellos, en Barcelona. Y quisiera también estar en España, leyendo novelas, escribiendo narrativa, disfrutando del mundo de la literatura. Hoy me ha entrado de nuevo la nostalgia. Y también la impaciencia. Una vez más quiero y no quiero estar aquí. Quiero y no quiero volver.

El martes termino el texto de Genovés. Al final he escrito algo extraño. Un experimento. Estoy contento. Aunque no tengo demasiado claro si funcionará en el catálogo. Al artista le ha gustado. Al final eso es lo importante.


Por la noche intento leer el texto de Elizabeth Povinelli para el seminario del día siguiente. No me entero de nada. Pura abstracción conceptual. Cuando al día siguiente veo en el seminario que todos siguen la discusión me siento un fraude. Después les pregunto y me dicen que el texto era difícil, sí, y que no saben sin han llegado a comprender algo. Pero que les parecía interesante y que por eso hablaban. De nuevo me invade la sensación de no pertenecer a este lugar.




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