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Sabiduría antigua

Gonzalo M. Tavares, Historias falsas
Zaragoza, Xordica, 2008.

He conocido la obra de Gonçalo M. Tavares (Luanda, Angola, 1970) a través Historias falsas, su último libro, que devoré en una noche. Desde entonces, hace unas semanas, no he podido dejar de leer cosas suyas. Ha sido, sin duda alguna, todo un descubrimiento. Sabía de su existencia, pero no me imaginaba hasta qué punto Tavares es un autor que merece la pena. Un autor que bebe de figuras como Italo Calvino, Bertold Brech, el mejor Saramago (ese que apenas aparece), tanto en su lenguaje como en sus historias, preñadas de filosofía y humor agridulce.

Se trata de un escritor inteligente, sutil, tremendamente elegante, equilibrado… vamos, un clásico, con todo lo que el término conlleva, aunque decir “clásico” de alguien que aún no ha cumplido los cuarenta quizá pueda resultar algo comprometedor. Pero nada más lejos. Tavares maneja con una soltura tal el lenguaje y la fuerza de las palabras que dan cuerpo a sus historias que uno no puede sino sorprenderse. Quizá por eso Saramago dijo de él: “¡Tavares no tiene derecho a escribir tan bien con solo 35 años! ¡A uno le entran ganas de darle un puñetazo¡”. Y no me extraña, sobre todo viniendo de Saramago, de quien Tavares ha cogido el testigo en las letras portuguesas.

A pesar de su juventud, Tavares cuenta ya con una extensa obra narrativa, poética y teatral que sobrepasa los veinte libros, algunos de ellos verdaderas obras maestras, como La máquina de Joseph Walser o, sobre todo, la serie El barrio, compuesta de varios libritos (El señor Valéry, El señor Brecht, El señor Calvino…) que recogen la vida en el barrio de la literatura, un micromundo, un “Chiado literario”, como ha señalado Vila-Matas, que lo sitúa en el ámbito de la literatura portátil. Se trata de libros exquisitos, pequeñas joyas a medio camino entre la poesía, la reflexión, la microficción y el monólogo, que uno jamás debería perderse. Como digo, en apenas dos semanas, he devorado sin piedad todos los que hay disponibles en nuestro idioma y me he quedado con ganas de más.

Historias falsas, su último libro traducido al español, sigue en la línea de ese mundo calmado, equilibrado y elegante de Tavares. Una especie de oasis literario, un paraíso para la calma, casi una medicina en estos tiempos de estrés. Esto es así hasta un punto en el que uno no sabe si está ante una obra literaria o un texto de espiritualidad oriental. Porque, en el fondo, estas historias falsas, que reconstruyen la historia del pensamiento antiguo, pueden ser leídas como parábolas, historias éticas o cuentos con moralina. Pero no con la moralina de aquel que pretende adoctrinar, sino con la del que simplemente muestra. Historias ejemplares, realizadas con el humor de la sabiduría. Un libro, en cualquier caso, que merece mucho la pena. Una buena forma de entrar en el universo de este escritor al que no hay que perder de vista, sobre todo en los tiempos que corren y con la que está cayendo.

Comentarios

  1. Pues estoy encantada de esta recomendación; necesitaba volver a alimentarme de literatura actual de calidad.

    Un abrazo

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