Lerturitas
Ale, cerrado el chiringuito. Salvo alguna corrección que otra que tendré que hacer, no vuelvo a escribir una palabra académica hasta finales de agosto. Me siguen quedando las columnas de La Razón, pero es un trabajo que hago con gusto. Es tiempo ahora para la ficción y la literatura. Y como cada verano me voy a poner de libros hasta las cejas. Eso sí, a diferencia de otros veranos, el thriller salchichero y el best-seller de cabecera va a ser reducido a su mínima expresión. He pasado casi todo el año sin leer literatura inteligente y no puedo permitirme el lujo de tirarme al fango sueco como en otros años. El cebo, de José Carlos Somoza ha sido mi única incursión de momento. Somoza siempre me ha gustado. Zig Zag me pareció un novela magistral (dentro del género, hablamos), así como Clara y la penumbra. Pero este cebo no me ha acabado a mí de seducir del todo. Quizá es que esperaba demasiado. O que, como siempre, las circunstancias en las que lo he leído (con cientos de interrupciones …